LA LEYENDA DE EL CADEJO ,Leyenda popular de El Salvador, Guatemala y Honduras

El Cadejo

En varios países de Centroamérica, especialmente en El Salvador, Guatemala y Honduras, se cuenta la leyenda del Cadejo, una criatura mítica que aparece en las noches oscuras para acompañar a los viajeros solitarios. Existen dos versiones del Cadejo: el Cadejo Blanco, un ser protector, y el Cadejo Negro, un ser maligno.

La leyenda dice que ambos cadejos toman la forma de enormes perros con ojos brillantes y pelaje largo. El Cadejo Blanco protege a las personas de los peligros nocturnos, mientras que el Cadejo Negro acecha a los viajeros, intentando llevarlos a la perdición.

Se cuenta que hace muchos años, un joven campesino llamado José vivía en una pequeña aldea. Tenía la costumbre de salir cada noche a beber con sus amigos, sin preocuparse por las advertencias de su madre, quien le pedía que no caminara solo de regreso a casa. Una noche, después de una larga jornada de fiesta, José decidió regresar por un oscuro sendero del bosque, ignorando el miedo que sentían los aldeanos por esa ruta. Estaba borracho y tambaleándose cuando, de repente, escuchó pasos detrás de él.

Miró hacia atrás y vio la figura de un enorme perro negro con ojos rojos como el fuego, que lo seguía sigilosamente. El joven, aterrorizado, intentó correr, pero el Cadejo Negro lo alcanzaba fácilmente. Desesperado, recordó las historias que su madre le contaba sobre esta criatura, que se llevaba las almas de quienes caían en la tentación del vicio.

Justo cuando creía que su destino estaba sellado, apareció otro perro, esta vez blanco y brillante como la luna. El Cadejo Blanco se interpuso entre José y el perro negro, gruñendo ferozmente. Ambos animales comenzaron a pelear con furia, mordiendo y lanzándose zarpazos. José, temblando, aprovechó el momento para escapar, corriendo sin detenerse hasta llegar a su casa.

Cuando llegó, su madre lo encontró pálido y sin aliento, y José le contó lo sucedido. Desde ese día, juró no volver a salir de noche ni caer en los vicios que lo habían llevado a ese peligroso encuentro.

La leyenda dice que el Cadejo Blanco sigue protegiendo a los viajeros de buen corazón, mientras que el Cadejo Negro persigue a aquellos que se pierden en el alcohol, la violencia o el mal camino. A menudo se escucha que, en las noches más oscuras, el ruido de sus pasos o los ecos de una feroz pelea entre los dos cadejos advierten a los caminantes solitarios de que las fuerzas del bien y el mal están siempre presentes, y que deben elegir su camino con cuidado.

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