LA LEYENDA DE LA MALDICIÓN DE LA CASA DEL POZO ( Leyenda mexicana)

 "La Maldición de la Casa del Pozo"

En el año 1893, en las afueras de San Miguel de Allende, un pueblo colonial en el corazón de Guanajuato, México, se alzaba una majestuosa mansión rodeada por campos desolados. Era una casa construida a principios del siglo XIX por una de las familias más acaudaladas de la región, los Del Valle, conocidos por sus tierras y su influencia política. Sin embargo, la opulencia y el prestigio de la familia ocultaban una tragedia que convertiría su hogar en el lugar más temido de la región.

Elisa, la hija menor de la familia, desapareció misteriosamente una tarde de otoño, cuando el sol se ocultaba tras las colinas de San Miguel. Los años pasaron y la mansión quedó abandonada después de que la familia, devastada por la pérdida, se trasladara a la Ciudad de México. La casa, antes símbolo de poder y riqueza, quedó como un cascarón vacío, desmoronándose poco a poco con el paso del tiempo, vigilada por el viento que barría el polvo a través de los campos.

Las leyendas comenzaron a surgir cuando los habitantes de San Miguel comenzaron a escuchar rumores sobre la extraña desaparición de Elisa, vinculada al viejo pozo que se encontraba en el patio trasero de la mansión. Los pocos que osaban acercarse después de la puesta del sol, cuando las sombras crecían largas, afirmaban que una voz infantil se escuchaba entre los ecos del viento, llamando desde el pozo.

Las historias se convirtieron en advertencias, y con el tiempo, la casa del pozo, como la llamaban ahora, quedó marcada por el miedo. Los relatos de aquellos que intentaron explorar la mansión en ruinas o investigar el pozo desaparecieron junto con sus protagonistas, quienes nunca fueron vistos de nuevo.

A medida que el siglo XX avanzaba, la casa se erguía como un recordatorio del pasado maldito de la familia Del Valle. Los más supersticiosos evitaban siquiera mencionar la casa, creyendo que el pozo ocultaba algo más antiguo y maligno que la propia tragedia de la pequeña Elisa. Nadie se atrevía a romper el silencio que envolvía el lugar, y las generaciones futuras crecieron con la advertencia grabada en sus corazones: nunca te acerques al pozo de la casa maldita.

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