LA LEYENDA DE LA NAHUALA (Leyenda mexicana)

 La Nahuala

En la ciudad de Puebla, se cuenta la leyenda de La Nahuala, un espíritu maligno que aterra a los habitantes durante la noche de Día de Muertos. La historia comienza en una antigua casa, donde vivía una mujer conocida como Doña Claudia, famosa por sus poderes como curandera. Sin embargo, su gran habilidad atrajo la envidia de muchos, y algunas personas comenzaron a temerle.

Una noche, en la celebración del Día de Muertos, Doña Claudia fue acusada de practicar brujería por un grupo de aldeanos que la despreciaban. En un arranque de ira, la mujer se convirtió en una Nahuala, un ser maligno con el poder de causar terror y desgracia. Se dice que, como castigo por sus malas acciones, Doña Claudia fue condenada a vagar por las calles de Puebla en busca de venganza.

La leyenda dice que la Nahuala puede tomar la forma de una criatura con grandes ojos brillantes y que se desliza en silencio entre las sombras. Se dice que susurrando el nombre de sus víctimas, puede invadir sus sueños y llevarlas a la locura. Cada vez que alguien siente su presencia, se escucha un aullido desgarrador, un lamento que llena de terror a quienes lo oyen.

Una noche, un joven llamado Leonardo, que había sido amigo de Doña Claudia, se enteró de su trágico destino. Decidido a liberarla de su maldición, se adentró en el monte donde se decía que habitaba. En la oscuridad, vio una figura oscura que lo observaba. A pesar de su miedo, Leonardo se acercó y, con valentía, comenzó a hablarle.

“Doña Claudia, sé que no eres un ser maligno. Te conocí cuando eras una mujer amable y bondadosa. Quiero ayudarte”, dijo Leonardo, con la voz temblorosa pero decidida.

La Nahuala, al escuchar su voz, se detuvo. En lugar de atacar, se transformó de nuevo en la mujer que una vez fue. Llorando, le explicó que su transformación había sido una maldición que la había atrapado, y que solo podía liberarse con el perdón de aquellos que la habían ofendido.

Leonardo, lleno de compasión, le prometió que ayudaría a restaurar su honor. Juntos, regresaron al pueblo y, en la noche de Día de Muertos, se realizó una ceremonia en la que los aldeanos, al ver la verdadera esencia de Doña Claudia, comenzaron a pedirle perdón por su injusticia.

La Nahuala, agradecida y liberada de su maldición, ascendió al cielo como un destello de luz. Desde ese día, los pobladores de Puebla honran a la Nahuala, recordando que a veces, lo que parece ser maligno puede tener un corazón que busca redención.

Así, la leyenda de La Nahuala se mantiene viva en Puebla, un recordatorio de que el perdón y la comprensión pueden transformar incluso a los espíritus más oscuros en luz y esperanza.

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