LA LEYENDA DE LA TULIVIEJA (Leyenda de Costa Rica)
La Tulivieja
En Panamá y algunas partes de Costa Rica, la leyenda de La Tulivieja es una advertencia que los ancianos cuentan para asustar a los niños y a quienes se desvían del camino correcto. La Tulivieja es descrita como una criatura monstruosa y aterradora, con el rostro envejecido y retorcido, y un cuerpo deformado cubierto de plumas. Sus pies están torcidos y parecen garras, lo que le dificulta caminar, y su voz es un alarido espeluznante que hiela la sangre.
La leyenda cuenta que, en tiempos antiguos, había una mujer hermosa llamada Florentina que se enamoró de un hombre joven y atractivo. Al quedar embarazada, tuvo miedo de las críticas de la sociedad, ya que no estaba casada. Cuando dio a luz a su hijo, en lugar de cuidarlo, lo abandonó junto a un río, esperando que nadie descubriera su falta. Sin embargo, la naturaleza y los espíritus del agua vieron el acto cruel de Florentina y la maldijeron, condenándola a vagar eternamente como una criatura horrenda y desdichada: La Tulivieja.
Desde ese día, La Tulivieja deambula por los ríos y pantanos, buscando a su hijo perdido. Se dice que su alarido puede escucharse en las noches cercanas al agua, mientras recorre la vegetación con sus garras, y quienes la ven dicen que sus ojos son vacíos, llenos de una profunda tristeza. La maldición la obliga a buscar incansablemente, sin encontrar nunca a su hijo, y cada vez que escucha el llanto de un niño, cree que es el suyo, pero al acercarse, descubre que no es así, y su dolor se hace aún más profundo.
Los habitantes de las zonas rurales cuentan que si alguien escucha los alaridos de La Tulivieja cerca de un río, debe alejarse rápidamente, pues ella puede llevarse a los niños o a cualquier persona que encuentre en su camino, en un intento desesperado de llenar el vacío de su corazón.
La Tulivieja sigue siendo un recordatorio para muchos sobre las consecuencias de abandonar a los seres queridos y de la responsabilidad que se debe asumir como madre.
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